Presos
I
Fue triste verlos,
con esa insignificante
felicidad,
quizá más bien
inexistente
con esa falsa alegría
tan penosa y efímera,
con esa mirada perdida
en los recuerdos
inalcanzables
que se esfuman con los
sueños
como imágenes creadas
por la mente propia
con esa resignación
obligada
a su impotencia de
cambio,
a su impotencia de
remedio
fue triste verlos y ver
en su mirada
el miedo al futuro
consabido,
el miedo también al
mañana
desconocido,
el miedo al presente
inevitable
es triste tener
constancia de tanta tristeza,
es triste verlos
alegrarse
esporádicamente
por pequeñeces mundanas
que sirven como un
consuelo
amargo
y sin continuidades
es triste verlos
tristes,
pero es más triste
su intento
de alegría.
Josué N. Martínez
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