Para Lola


Para Lola

Quien me aprecia y que aprecio,
juicio me devuelve cuando necio
quiero tener mi falsa razón.

 Quien me entiende cuando en silencio
anuncio mis dolores del alma,
y que con su consejo calma
estas mis dudas con un auspicio.

Aludo a ella, mi hermana Lola,
que sin parola comprende mi mensaje,
que al final de acertados consejos,
me regala un valioso aprendizaje.

Ella quien me brinda la confianza,
 sin tardanza sabe consolarme,
evita de mi dignidad el desarme,
no puedo distinguir sin su alianza.

Hablo de ella, mi hermana Ruth,
la que siempre atenta inspecciona
aquel relieve nuevo, aquella zona
donde mis ideas amenazan su debut.

Admiro y valoro su consejo sencillo,
con intensión pura y benevolente,
el que me hace fuerte y resistente
en momentos que pareciera conejillo

de esos aturdidos por el resplandor
de un suceso nuevo y repentino,
que ante la presencia del desatino
terminan ahogados en su candor.

Es por eso que agradezco al destino
que compartamos la misma madre,
y que me haya regalado el odre
en el que ahora guardo lo dañino.

                                                    Josué N. Mtz.